Roma (2018) Dir. Alfonso Cuarón

La imagen en blanco y negro, la cotidianidad, la soledad, el barrio y la familia.

La película se sitúa en Mexico en los años 70, específicamente en la colonia Roma, donde vive Cleo, una mujer que trabaja como empleada doméstica.

A través de Roma, Alfonso Cuarón nos abre las puertas a la memoria de su infancia mediante imágenes en blanco y negro. Sin embargo, él no buscó apelar a la nostalgia sino que volvió a sus recuerdos pensándolos desde su actualidad. “Solo puedes ver los recuerdos desde el punto de vista del presente, no hay otra manera de acercarte a la memoria, se empieza a teñir del entendimiento del presente”, afirmó el director en una entrevista.

Desde el comienzo, somos introducidos al seno de la familia a través de múltiples planos que nos muestran la forma en que transcurren los días de cada uno de los integrantes del hogar desde una perspectiva objetiva acentuada por planos secuencias en los cuales, tanto los personajes como el entorno tienen el mismo peso. Es así que, a lo largo del relato, observamos las tantas cosas que Cleo relega, quedando en un segundo plano su drama personal y haciendo prevalecer siempre su trabajo. Por otro lado, tanto Cleo como la madre de esta familia, son claros ejemplos de la soledad y la fuerza de mujeres que buscan en diferentes circunstancias, salir adelante; ambas, a pesar de pertenecer a vidas muy diferentes se identifican y complementan entre sí.

El film se desarrolla casi sin banda sonora pero con un predominante sonido ambiente, como si se buscara ocultar cualquier huella narrativa, dando la sensación de que todo transcurre sin intervención alguna, como si fuese una asociación libre de recuerdos capturados por una cámara de seguridad.

Roma es todo aquello que pasa día a día en la casa de una familia que convive con aquellas mujeres se espera que cumplan el rol de niñeras, aunque realmente son mucho más que eso.